A estas
alturas de mi vida, cercano a los 50 años, creo que puedo decir que tengo mi
personalidad más o menos definida y quisiera plasmarla en un manifiesto…
Manifiesto de mis 47 años
Confieso
que son católico, cristiano romano (así como mi nombre), a pesar de todo y por
lo mismo.
Vivo,
trabajo, respiro y sueño por mi familia. Mi esposa y nuestros hijos son lo más
importante para mí. Sin ellos, nada soy.
Creo en la
libertad del ser humano. Libertad para ser feliz, expresarse, amar, procrear, creer,
crear, asociarse, juntarse, reír, llorar, enojarse, educarse, trabajar, pensar,
discrepar, argumentar, comer, desplazarse, respirar aire puro, pisar un terreno
libre de contaminación y tener un planeta que no esté amenazado con desaparecer
por culpa de la raza humana.
Creo que la
palabra amigo se debe de usar con cuidado. Pocos son quienes pueden ser
considerados amigos. El que está con uno en las buenas y en las malas. Quien se
preocupa, se alegra, llora, enoja, con uno y por uno. Quien te conversa, te
busca, te extraña, se acerca o se distancia cuando lo debe hacer.
Creo que
nuestra vida es más preciosa que el dolor de espalda que a veces me hace sentir
miserable y me limita por nada, siendo que hay personas, en este mundo, que han
hecho de sus limitaciones sus más grandes fortalezas y le doblaron la mano al
destino que le pronosticaron.
Me inspiran
grandes personajes de la historia mundial como Jesús, Galileo, Da Vinci, Gandhi,
Martin Luther King Jr., Malcolm X, Manuel Rodríguez, Arturo Prat, Alberto
Hurtado, Benazir Butho, Yasser Arafat, Rosa Park, Lula da Silva, y más que nada
aquellos anónimos héroes que día a día trabajan duro y cuidan y aman a su
familia, a sus hijos, su trabajo, al prójimo que necesita. Admiro a quienes
comparten lo poco que tienen con quienes nada tienen; y a los que hacen de su
vida una entrega desinteresada.
Me encantan
los artistas, los músicos, actores, pintores, escultores, dramaturgos,
escritores, que aportan su grano de arena en mantener nuestros espíritus vivos
e inquietos. Mozart, Mahler, Chopin, Los Jaivas, Queen, Bravo (pintor y
pianista), ELO, ELP, De Niro, Pacino, Bale, Hanks, Theron, Kidman, Serrat, De
Vita, Vangelis, Bose, Charles, MacCartney – Lennon, Les Luthiers, Lewis Black, Bombo
Fica, Villalobos y Rioseco, Spielberg y Lucas, Ercilla y Zuniga, Cervantes y
Saavedra, Cabral, Chaplin, Calder, Gaudi, Van Gogh, Renoir, Christie, Vargas
Llosa, García Márquez, 31 Minutos, Pink Floyd, ELP, Juan Luis Guerra, Billy
Joel… y tantiiiisimos mas…
Me
desagrada hasta lo profundo la intolerancia, el clasismo, el racismo, el
desprecio por quien luce diferente. No comprendo que algo así ocurra entre
seres humanos, aun más en pleno siglo XXI.
Me
desespera la ineficacia, la tramitación exagerada de soluciones de sentido
común que se oponen a los grandes capitales. La falta de entrega por las
grandes causas, sean estas la representación de un país, la ayuda a quienes lo
requieren o simplemente el hacer bien tu pega.
Me preocupa
la falta de humanidad de la humanidad, pues me quita la esperanza a veces.
Me repugnan
los dictadores sean de donde sean, los asesinos que destrozan culturas y
religiones por ser diferentes, quienes imponen sus ideas y puntos de vista a la
fuerza de las armas o del dinero y en forma autoritaria. No puedo apoyar a
quien ha asesinado, censurado, desterrado, exiliado, a sus oponentes, porque
son de izquierda o derecha; “imperialistas” o “bolcheviques”, cristianos o judíos;
negros o amarillos o blancos o rojos. Me molestan quienes dividen el mundo
entre amigos y enemigos, pues estuve 17 años de mi vida bajo esa lógica y fue
nefasto.
Desconfío
de los políticos profundamente, pues estuve en política y me decepciono y me
sigue decepcionando pues los políticos se creen una casta diferente. Los
políticos se pasan los sueños de las personas por la raja. Están en el Olimpo y
son intocables. No tienen escrúpulos ni valores que les limiten sus ansias de
poder. Por eso también me desagradan los hipócritas que predican lo que no
practican.
Me encanta
la vida, pero no me apego a ella. La vida implica la muerte y por lo tanto hay
que aceptarla como es.
La vida hay
que vivirla no sufrirla. Lo que tengo se va. Nada me va a quedar cuando me
llegue la hora. Y cuando sea ese momento, ojala que más pronto que tarde,
quiero estar tranquilo con la convicción que hice lo que hice de la mejor
manera y con todas mis fuerzas.
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