Thursday, April 18, 2013

Manifiesto de mis 47 años


A estas alturas de mi vida, cercano a los 50 años, creo que puedo decir que tengo mi personalidad más o menos definida y quisiera plasmarla en un manifiesto…
Manifiesto de mis 47 años
Confieso que son católico, cristiano romano (así como mi nombre), a pesar de todo y por lo mismo.
Vivo, trabajo, respiro y sueño por mi familia. Mi esposa y nuestros hijos son lo más importante para mí. Sin ellos, nada soy.
Creo en la libertad del ser humano. Libertad para ser feliz, expresarse, amar, procrear, creer, crear, asociarse, juntarse, reír, llorar, enojarse, educarse, trabajar, pensar, discrepar, argumentar, comer, desplazarse, respirar aire puro, pisar un terreno libre de contaminación y tener un planeta que no esté amenazado con desaparecer por culpa de la raza humana.
Creo que la palabra amigo se debe de usar con cuidado. Pocos son quienes pueden ser considerados amigos. El que está con uno en las buenas y en las malas. Quien se preocupa, se alegra, llora, enoja, con uno y por uno. Quien te conversa, te busca, te extraña, se acerca o se distancia cuando lo debe hacer.
Creo que nuestra vida es más preciosa que el dolor de espalda que a veces me hace sentir miserable y me limita por nada, siendo que hay personas, en este mundo, que han hecho de sus limitaciones sus más grandes fortalezas y le doblaron la mano al destino que le pronosticaron.
Me inspiran grandes personajes de la historia mundial como Jesús, Galileo, Da Vinci, Gandhi, Martin Luther King Jr., Malcolm X, Manuel Rodríguez, Arturo Prat, Alberto Hurtado, Benazir Butho, Yasser Arafat, Rosa Park, Lula da Silva, y más que nada aquellos anónimos héroes que día a día trabajan duro y cuidan y aman a su familia, a sus hijos, su trabajo, al prójimo que necesita. Admiro a quienes comparten lo poco que tienen con quienes nada tienen; y a los que hacen de su vida una entrega desinteresada.
Me encantan los artistas, los músicos, actores, pintores, escultores, dramaturgos, escritores, que aportan su grano de arena en mantener nuestros espíritus vivos e inquietos. Mozart, Mahler, Chopin, Los Jaivas, Queen, Bravo (pintor y pianista), ELO, ELP, De Niro, Pacino, Bale, Hanks, Theron, Kidman, Serrat, De Vita, Vangelis, Bose, Charles, MacCartney – Lennon, Les Luthiers, Lewis Black, Bombo Fica, Villalobos y Rioseco, Spielberg y Lucas, Ercilla y Zuniga, Cervantes y Saavedra, Cabral, Chaplin, Calder, Gaudi, Van Gogh, Renoir, Christie, Vargas Llosa, García Márquez, 31 Minutos, Pink Floyd, ELP, Juan Luis Guerra, Billy Joel… y tantiiiisimos mas…
Me desagrada hasta lo profundo la intolerancia, el clasismo, el racismo, el desprecio por quien luce diferente. No comprendo que algo así ocurra entre seres humanos, aun más en pleno siglo XXI.
Me desespera la ineficacia, la tramitación exagerada de soluciones de sentido común que se oponen a los grandes capitales. La falta de entrega por las grandes causas, sean estas la representación de un país, la ayuda a quienes lo requieren o simplemente el hacer bien tu pega.
Me preocupa la falta de humanidad de la humanidad, pues me quita la esperanza a veces.
Me repugnan los dictadores sean de donde sean, los asesinos que destrozan culturas y religiones por ser diferentes, quienes imponen sus ideas y puntos de vista a la fuerza de las armas o del dinero y en forma autoritaria. No puedo apoyar a quien ha asesinado, censurado, desterrado, exiliado, a sus oponentes, porque son de izquierda o derecha; “imperialistas” o “bolcheviques”, cristianos o judíos; negros o amarillos o blancos o rojos. Me molestan quienes dividen el mundo entre amigos y enemigos, pues estuve 17 años de mi vida bajo esa lógica y fue nefasto.
Desconfío de los políticos profundamente, pues estuve en política y me decepciono y me sigue decepcionando pues los políticos se creen una casta diferente. Los políticos se pasan los sueños de las personas por la raja. Están en el Olimpo y son intocables. No tienen escrúpulos ni valores que les limiten sus ansias de poder. Por eso también me desagradan los hipócritas que predican lo que no practican.
Me encanta la vida, pero no me apego a ella. La vida implica la muerte y por lo tanto hay que aceptarla como es.
La vida hay que vivirla no sufrirla. Lo que tengo se va. Nada me va a quedar cuando me llegue la hora. Y cuando sea ese momento, ojala que más pronto que tarde, quiero estar tranquilo con la convicción que hice lo que hice de la mejor manera y con todas mis fuerzas.


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