



Amigas y amigos toooodos:
Como habran podido inferir en mi blog anterior y en algunos correos enviados a ustedes, Viña se me ha calado en el corazon.
Algo les mencione referente a mi adoracion por el mar. Y es que aca en USA, donde vivo, llegar al mar implica varias horas de viaje. Lo que antes tenia asegurado con solo abrir las cortinas de mi departamento, hoy lo debo perseguir como quien sigue el final de un arco iris.
Es en estos momentos cuando me doy cuenta lo que tenia a mi lado. Haciendo memoria, el mar ha sido un gran compañero en mi vida. Cuando niño pasaba horas en la playa durante los veranos. No habia hoyo en la capa de ozono, no habia peligro de rayos ultravioleta, no habia que esquivar peloteros ni paleteros ni vendedores de cuanta cosa hay en el mercado.
Recuerdo aquella playa de Las Salinas, donde llegaba la micro 1, haciendo las veces de garita terminal. El señor que vendia "pan de huevo"; las casetas de mimbre que arrendaban para poder cambiarse el traje de baño con calma y alejado de las miradas de curiosos; los baños publicos que tenian olor a playa y no a orina como ahora; el parron que estaba en la terraza y que invitaba a descansar bajo su sombra mientras se disfrutaba de la tarde playera.
Por otro lado, teniamos la retirada playa de Reñaca. Aquella a la que se podia concurrir con automovil solamente. Sus escalas artesanales con peldaños de tablones de madera, que tenian, como siempre, el peldaño final a casi un metro de distancia de la arena de la playa, por lo que habia que ser muy agil para bajar a la playa y mas aun para volver a subirla. Por lo general, la escala no era usada para subir, era imposible trepar a ese peldaño.
En sus cerros las casas de acaudalados vecinos engalanaban el entorno. Eran pocos los privilegiados que vivian por esos años en tan retirados lugares. De hecho, para hacer una llamada desde el centro de Viña se debia recurri a una operadora telefonica la que, luego de unos 20 minutos, establecia la conexion. Por su lado, los habitantes del sector tenian telefonos magneticos. Para hacer la llamada a la operadora debian giran una manivela repetidas veces.
Reñaca tenia ese aire de exclusividad que permitia disfrutar de la playa en forma lata y a piacere.
Los inviernos eran de paseos por la Avenida Peru. Mas aun si habia alguna tormenta azotando las olas contra el muro de contension creado por los alcaldes de aquellos años. El muro fue levantado aun mas y reforzado por rocas traidas de no se que cantera durante los años 1970s.
Juro haber visto olas cruzar de lado a lado la avenida Peru, mojando e inundando los jardines de edificios y casa alli instaladas. Digo casas ya que habia, a lo menos unas 10 a lo largo de ella.
A la Avenida se podia entrar desde muchas calles, incluida la de 4 norte, ahora cubierta por la union de las plazas del Casino y la de Colombia (corrijanme si me equivoco). El muelle Vergara, durante mi niñez, era un esqueleto de fierros corroidos, refugio perfecto para tirar la linea de nylon a la pesca de jureles. Los arriesgados pescadores hacian equilibrio por sus vigas y pilares.
Frente al muelle, por la Av. San Martin, habian restos de lo que alguna vez fueron bodegas o maestranzas del tren que descargaba la remolacha de los barcos que atracaban en el muelle. Recuerdo un verano en que sirvio de centro de entretenciones y comida, donde podiamos jugar flippers, ruleta, pong (en TV Blanco y Negro) y comer las primera papas fritas en cucuruchos de papel que se vendieron en Viña, incluso antes que las famosas del Long Beach de Reñaca.
Viña y su Mar, estan presentes en mi mente y mi corazon.
...tamos tirando para viejo compadre, ya suena como abuelo contando a los nietos como era SU ciudad cuando era niño.Esto de la nostalgia es fuerte, con tan solo leerte me doy cuenta que ya puedo aportar con las mismas experiencias y agregar la increible primera pista de patinaje en la recta las salinas, con patines de 4 ruedas no alineadas (un misterio para mi hija que me dice que es eso!!) para despues impresionarme con la pista de patinaje con musica tipo XANADU que se hizo en 14 norte frente al Sanatorio con musica y tipo circular, que despues se convirtio enla famosa Sala 14, tambien como no recordar esa extraña estructura que era la mitad de un cilindro de cubierta de cobre donde los que hacian skate (de plastico) trataban de elevarse unos metros..mismo lugar donde antes habia un avion Fokker que las hacia de bar (UN AVION QUE ERA BAR??? pregunta mi hija...que fome), en fin, recordar a Don PAncho dulcero de la esquina del colegio chico que vendia su rico veneno de dulce rojo y verde con forma de paragua y el eterno algodon de dulce.....hay que reconocerlo amigo!!! ya tenemos edad para contar como era nuestra ciudad cuando niños,, es parte de la vida, solo queda transmitirlo a los hijos y recordar con cariño esa infancia.. y como bien dices siempre frente al mar (que privilegio)
ReplyDeletePresley.